Capítulo 1046
Luciana se incorporó de un salto en la cama.

—¿Grave?

—No lo sé. Yo voy para allá; vente rápido.

Colgó. Se vistió con premura y bajó hasta el vestíbulo, donde Patricia, despertada por el revuelo, asomó preocupada.

—¿Qué sucede, doctora Herrera?

—Un choque. Alejandro va al hospital; me haré cargo. Por favor, tú y Elena cuiden de Alba.

—Claro, váyase tranquila.

Simón ya la esperaba en el coche. Llegaron a urgencias casi al mismo tiempo que Sergio.

—Lo acaban de pasar a quirófano. Entró inconsciente —informó él.

Luciana frunció el ceño: ser médico le enseñó que “inconsciente” podía significar mil cosas. El estómago se le revolvió de ansiedad.

—Siéntate, Luciana —sugirió Sergio—. Tu pierna aún no está del todo bien; la cirugía puede tardar.

Aceptó y se dejó caer en la banca.

—Luciana… —alzó la vista y vio a Juana acercarse. Llevaba la ropa manchada de sangre y varias gasas en los brazos—. Debes de estar destrozada. Lo siento, todo fue por mi culpa…

Luciana parpadeó, sin entender. Miró a Se
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