—¿Por qué lo dices, amor mío?
—No quiero que te angusties, será mejor que no lo sepas.
—Tú y ella ... ya ... ¿estuvieron juntos?
—Si ... pero no fue consensuado. Ahora solo debo esperar los resultados, sino debemos intentarlo de nuevo.
Isabella no soportó más y corrió a su habitación. Sintió su corazón encogerse, pensó que había la mínima posibilidad entre ella y su esposo. Se recriminó por ser tal ilusa.
—Debía hacerlo, era mi compromiso. Ahora, como lo dijo Damián, a esperar los resultados. Si no se logró esta vez, la próxima será bajo mis condiciones.
Le puso seguro a la habitación, y no salió en lo que restaba del día.
Frente a la puerta, ajeno a lo que sucedía con su esposa, Damián aún hablaba con Charlotte por teléfono.
—Te entiendo, amor, tengo que ser paciente, solo espero que no sea necesario que lo vuelvas a repetir, tu eres para mi y yo soy tuya, no lo olvides por favor.
—No lo haré, debo despedirme, te llamaré cuando pueda.
Guardo su teléfono e ingresó. Se dirigió direc