Apagó el auto y esperó a que Camila se acercara.
Camila llevaba la comida que había traído y sonrió fríamente:
—¿Por qué no entras? ¿Te molesta acaso verme charlar con Mateo?
—¿Qué quieres? —Lucía giró la cabeza para mirar a Camila que ya estaba frente a ella.
—Aún no has respondido mi pregunta.
Lucía apartó la mirada y dijo con indiferencia:
—Sabes que hay personas que no tienen nada pero fingen tenerlo todo. Cuanto más alardean, menos consiguen.
Sabía que Camila estaba aprovechando esta oportunidad para burlarse de ella, simplemente para presumir frente a ella.
El rostro de Camila se endureció, detestaba su fingida calma:
—¿Por qué finges? Debes estar sufriendo. No importa cuán lejos esté yo de Mateo, él siempre tendrá un lugar para mí en su corazón.
—Lo sabes muy bien, él fundó una compañía de entretenimiento por mí. Me gusta actuar y de inmediato me consiguió los mejores papeles. Que me tenga en su corazón es la mejor prueba. Y tú, Lucía, al final no eres más que una pieza desechab