—Mari, no hables más —la interrumpió Camila, dirigiéndose luego a Mateo—: No tengo nada.
Mateo le echó un vistazo y también notó que tenía el tobillo enrojecido, así que ordenó:
—Javier, llévala a un médico.
—Sí, señor Rodríguez —Javier se acercó.
—No hace falta ver a ningún médico, es solo algo pequeño, con un poco de Isodine será suficiente. En el set de filmación me lastimo seguido, y he tenido heridas mucho peores que esta. Javier, ¿podrías comprarme algunas curitas y algo para el dolor? —dijo Camila.
Javier miró a Mateo, esperando su aprobación.
—Ve a comprar lo que se necesite —dijo Mateo con indiferencia.
—Sí, señor Rodríguez —Javier salió corriendo.
Después de tanto tiempo sin verlo, Camila aún lo extrañaba. Se había contenido en parte por su carrera, pero también porque estaba resentida por la humillación que él le había causado por culpa de Lucía.
Sin embargo, esta visita había valido la pena; al menos Mateo aún recordaba lo bueno de ella, lo que le daba cierta tranquilidad.