La recepcionista siempre había pensado que Lucía era una buena persona.
Amable, modesta, no podía ser como la describían. Al contrario, era Lily quien armaba escándalo y hablaba agresivamente, el tipo de mujer que no pararía hasta conseguir lo que quería.
Quería llamar a seguridad para que las sacaran, pero justo vio pasar un auto con identificación de prensa.
Además, había trabajadores de limpieza frente a la entrada.
Estos periodistas cubrían noticias sociales y querrían entrevistarlos. No podían permitir que vieran esto, así que no se atrevía a actuar contra Lily.
Lily, perspicaz, notó la mirada de la recepcionista y vio a los periodistas afuera.
Era la oportunidad perfecta.
Dejó de alborotar y se dirigió hacia la salida.
—¡Deténganlas! —ordenó la recepcionista al ver que la situación empeoraba.
—¡¿Qué es lo que pretenden?! ¡¿Ya no hay acaso justicia?! —gritó Lily cuando intentaron detenerla—. ¿Acaso Lucía les ordenó hacer esto? ¡¿Quiere pues silenciarme, o quizás eliminarme?!
Adria