La puerta se abrió y apareció Fernando, con su aire tranquilo y elegante. Acababa de salir de la ducha, el cabello aún mojado y sin camisa, solo llevaba unos pantalones deportivos holgados que Luciana le había pedido prestado a Jhonny. Alejandro lo miró fijamente, sin decir una palabra durante varios segundos.
—Señor Guzmán —Fernando fue el primero en romper el silencio—. ¿Viene a buscar a Luci?
Con esa simple pregunta, la tensión en el ambiente se volvió palpable. Fernando sonrió ligeramente y añadió:
—Luciana está en la ducha.
Sabía que sus palabras podrían malinterpretarse, pero lo hizo a propósito. Intuía que Alejandro tenía un interés especial en Luciana, no solo como su paciente.
El rostro de Alejandro se mantuvo frío y serio. Aunque la situación era suficiente para enfurecerlo, controló sus emociones. Con voz tranquila, pero cortante, dijo:
—¿Dónde está Luciana? Quiero verla.
—¿Fernando, quién es?
En ese momento, Luciana apareció, mirando por encima del hombro de Fernando y cami