Me tapé con la sábana y sonreí al recordar la cara de Mikhail. Si seguía así, en cualquier momento iba a terminar muerto. Pero se lo merecía, él solo se había buscado todo eso, por imbécil. Respiré profundamente y volví a sonreír.
La puerta se abrió y entró el hermano de Vlad. Él me miró y puso mala cara de inmediato.
—Toma, creo que la necesitas —me dijo.
Yo tomé la ropa y la puse en la cama. Él no se fue, solo se quedó mirándome. Después se acercó a mí y tomó mi rostro entre sus manos. Esto estaba mal. Él intentó acercar más su rostro al mío, yo lo empujé y le di un puñetazo.
—Aléjate —le dije.
Él me quedó mirando con la boca ligeramente abierta.
—Eres peor que Mikhail. Yo solo quería ver la gravedad del golpe, y ahora terminé yo golpeado —se quejó mientras acariciaba el lugar donde le había golpeado.
—Lo siento, pero es que vienes e invades mi espacio personal, ¿qué querías que pensara? —le pregunté.
Él negó con la cabeza. Después empezó a mirarme al rostro otra vez.
—Traeré algo p