Después de un gran abrazo, ella dijo: -Tengo tanto para contarte. Solo, no me juzgues.
-Jamás lo haría, pero sí quiero que, me aclares algo.
-Sé que sabes lo que hice… pero ya me siento preparada para decírtelo.
- ¿Antes no? ¿Por eso no habías vuelto?
-Sí, antes sentía vergüenza, pero ahora me siento feliz.
-Cuéntame, prometo entenderte.
-Lo sé. Lo que pasa es que a veces creemos que, las personas nos trataran como los tratamos.
-Sí, pero no todos pagamos con las monedas que sobran después de haber cambiado un billete.
- ¡Ja, ja, ja! Tienes razón. –Afirmó. –Hay personas como tú que, no les gusta buscar venganza.
-Recibimos de nuestras cosechas y no quiero cosechar dolores.
Su semblante se opacó y al cabo de unos segundos dijo: - ¿Sabes por qu&eacu