18: Bajo su piel.
[Ginevra]
15 días después.
Los días pasaban con una lentitud insoportable en el hospital, y yo sentía que me estaba volviendo loca. Era una buena doctora, sí… pero una pésima paciente.
Y para empeorar todo, estaba él. Valentino.
No ayudaba en nada. Solo llegaba, se sentaba en el sofá frente a mí y me observaba en completo silencio. Treinta minutos exactos. Le tomé el tiempo. Ni uno más, ni uno menos. Luego se acercaba, depositaba un beso en la punta de mi nariz y se marchaba sin decir una sola palabra.
Y hoy no fue la excepción.
Ahora estaba sola, viendo televisión sin entender casi nada; todo estaba en italiano. Me sentía atrapada en una película muda, con el sonido activado solo para recordarme que no pertenecía a este lugar.
La puerta se abrió y entró Noah con mi almuerzo. Le sonreí y él me devolvió la sonrisa. Se había convertido en la única persona con la que hablaba.
—¿Cómo se encuentra hoy, señora? —preguntó mientras se acercaba con la bandeja.
—Bien. Ya quiero irme