Capítulo 8: LA MARCA DE LA NOCHE.
NARRADOR.
Elías se dio la vuelta en la cama, aún sin ropa, observando el cuerpo dormido de Carola. Su respiración era serena, como un susurro en el silencio del cuarto. La sábana apenas le cubría la cintura, dejando su espalda al descubierto, su piel brillando después del momento que acababan de vivir. Dormía abrazando una almohada, luciendo en paz, una imagen que contrastaba ferozmente con su entorno.
No podía dejar de mirarla. Había algo en ella… algo que lo desarmaba. Había tenido un sinfín de mujeres en su cama, mujeres de todo el mundo, pero ninguna lo había dejado así: con una presión en el pecho y pensamientos enredados. No era solo deseo. No era solo lujuria. Era un sentimiento de posesión. De querer conservarla. Cuidarla. Protegerla. Algo tan raro como inquietante para él.
Se sentó despacio, intentando no despertarla. Caminó desnudo hacia el baño, se lavó la cara y se miró en el espejo. ¿Qué estaba haciendo? No podía arriesgarse a involucrarse. No era un héroe. Era un empresa