CAPÍTULO 9: REINA EN UNA JAULA DORADA.
NARRA CAROLINA.
Desperté con una agradable calidez en la piel, el cuerpo adolorido en mis genitales y una extraña sensación en el pecho. No era tristeza. No era miedo. Era algo diferente. . . una mezcla entre alegría y confusión. Me moví lentamente sobre las sábanas desordenadas, buscando a mi lado con la mano, pero estaba sola. La almohada aún guardaba el calor de su cuerpo, pero él ya no estaba.
Me senté en la cama, envolviéndome con la sábana de manera instintiva. Todo me llegaba en oleadas: sus manos, su voz profunda, su mirada como si hubiera un secreto por revelar. Había sido más que solo sexo. Más que una simple transacción. Aunque lo negara, aunque intentara mantenerme fría, algo en mi interior había despertado.
Miré hacia la ventana. La luz del sol entraba con fuerza, creando rayas doradas sobre la alfombra. Miré el reloj de la pared y una punzada de sorpresa me golpeó. Era ya pasada la hora del almuerzo.
—¿Qué está pasando. . .? —murmuré.
Nunca me habían dejado dormir tanto