No debería estar allí, agarrada a su cintura, sintiendo el viento en mí de aquella manera. No debería aferrarme a él de aquella manera, no después de todo lo que había hecho con mi vida, de las malas decisiones que había tomado. Pero no podía quedarme en casa, no después de lo que había sucedido aquella mañana…
“
Colgué el teléfono en ese justo instante, tan pronto como me percaté de que Diego estaba allí, en mi habitación, y no tenía ni id