Aquel día estaba de los nervios, no sólo porque no me había bajado el periodo, si no por muchos otros aspectos de mi vida. Pero al ver a Teo, sonriendo hacia mí, mientras me agarraba del pijama, con fuerza, para impedir que pudiese huir de él, no pude evitarlo, me olvidé de todo lo demás.
Me quedé con él después del entierro, en su misma cama, y fue realmente difícil para mí, porque me moría por acostarme con él, pero sabía que no era el momento, él acababa de perder a su madre.
No pude quitarme de la cabeza, en toda la noche las palabras de Marina “Mateo no es un chico gentil en el sexo”