MATEO.
Ni siquiera sabía si éramos novios, si nos estábamos conociendo, o si simplemente seguíamos siendo amigos, pero lo que si estaba claro es que la quería y ella me quería a mí, y en aquel momento, eso era lo único que me bastaba.
Llevábamos dos días así, escondiéndonos de mi mejor amigo, para que no se enterara de lo que había entre nosotros y aquello estaba resultándome bastante difícil, así que aquel día no tenía ni idea de que era lo que iba a decirle ahora que había venido a buscarme para ir a tomar algo al bar de tito.
CALIPSO.Desperté sobre su cama, y le miré anonada durante un buen rato, recordando nuestros besos de la noche anterior. No había pasado nada sexual entre nosotros, sólo un par de besos inocentes, y me encantaba que las cosas fueran así entre nosotros, no había sólo sexo entre nosotros.Vas a desgastarme de tanto mirarme – bromeó, haciéndome reír a carcajadas. Me encantaba cuando estábamos así – creo que puedo acostumbrarme a esto – aseguró, acercando su rostro un poco, para besarme dulcemente.Y ahora es cuando despierto y me doy cuenta de que todo ha sido un sueño – aseguré, haciéndole reír.¿te das cuenta de lo que esto significa, Cali? – preguntó, un poco más serio, haciendo que ladease la cabez
DIEGO.Me enervé tan pronto como la vi entrar por la puerta, sabiendo que había pasado la noche con él, y toda la mañana. No tenía derecho a enfadarme, sólo era mi hermana, me repetía una y otra vez, pero era imposible no hacerlo, y menos al ver la sonrisa que traía dibujada en su rostro.Estaba borracho, como una cuba, horrorizado por lo que había pasado entre Marina y yo, ella me había dejado y ya no me quedaba nada, y todo era por su culpa, por culpa de Cali, por culpa de lo que ella me hizo sentir, por culpa de haberme acostado con ella.Ella tenía la culpa de todo, y por eso quería hacérselo pagar, quería que fuese tan infeliz como lo era yo en aquel momento.Era egoísta por mi parte, lo sé, pero en aquel momento de embriaguez, tan sólo quería vengarme, tan sólo quería borrar esa so
Mi madre fue enterrada a la mañana siguiente, ni siquiera le hicimos misa para los difuntos, pues ni ella ni yo creíamos en Dios, así que lo veía una pérdida de tiempo. Todo aquel que quisiese guardarle respeto podía hacerlo allí, frente a su tumba.Ella se marchó a casa a cambiarse y Diego me trajo ropa para cambiarme antes del funeral.Estaba en shock, aún no podía creer que ella ya no estuviese, que realmente se hubiese ido. Siempre esperé, en un lugar oculto de mi corazón, que ella se recuperase, y que en algún momento de su vida me pidiese perdón y me dijese cuánto me quería. Pero eso nunca sucedió, supongo que algunos sueños nunca se cumplen, y por más que lo intentemos, las cosas son como son.Algo parecido me pasaba al pensar en ella, en Cali, en la única mujer que verdaderamente había amado en t
Aquel día estaba de los nervios, no sólo porque no me había bajado el periodo, si no por muchos otros aspectos de mi vida. Pero al ver a Teo, sonriendo hacia mí, mientras me agarraba del pijama, con fuerza, para impedir que pudiese huir de él, no pude evitarlo, me olvidé de todo lo demás.Me quedé con él después del entierro, en su misma cama, y fue realmente difícil para mí, porque me moría por acostarme con él, pero sabía que no era el momento, él acababa de perder a su madre.No pude quitarme de la cabeza, en toda la noche las palabras de Marina “Mateo no es un chico gentil en el sexo”¡Qué sexy está hoy mi abogada! – me dijo, besándome dulcemente en los labios – he pensado que, como mi padre se ha marchado esta mañana a Tierras Altas, y que cómo sól