Theo
— Amor, por favor —toqué su mano —, debes hacer esto, es por Oliver —tomó aire.
— ¿Qué necesitas saber? —pregunta Emma.
— ¿La casa donde vives es tuya o alquilada?
— Me la dieron los padres de Nicolás cuando Oliver estaba por nacer —mis ojos fueron a ella —. No les parecía adecuado un departamento, así que la acepté.
— ¿A nombre de quién está?
— A mi nombre, pero solo hasta que Oliver sea mayor; entonces pasará a ser su propiedad.
— ¿Quién paga la escuela de Oliver?
— Siempre la pagué sola, hasta ahora… que la pagó Theo —Margo me guiña un ojo.
— ¿Quién le da el seguro médico?
— Yo. Nicolás solo me pasa 25 mil dólares al año —con razón no podía pagar el colegio.
— ¿De qué trabaja Nicolás?
— Creo que en el departamento de marketing de una empresa en Canadá —hace una mueca —. Honestamente, nunca le pregunté.
— ¿Alguna vez le has pegado a Oliver?
— ¿Qué? —ambas mujeres lo miran como si las hubiese insultado.
— Perdón, pero debo saber todo.
— No, jamás —sacude la cabeza —. Oliver no e