Ojo por ojo (1era. Parte)
El mismo día
Sleepy Hollow, cerca de New York
Ralph
En el preciso momento en que Tatiana osó presionarme para convertirme en su esposo, ya había cavado su propia tumba. Bastó con esa sola idea, con esa maldita arrogancia suya de creer que podía jugar conmigo como si fuera uno más de sus amantes… o peor, como el imbécil sentimental de Matthew. No. Tatiana necesitaba un escarmiento. Un recordatorio brutal de quién manda. Sus amenazas me tenían sin cuidado. Palabrerías. Humo. Porque cuando alguien se atreve a desafiarme, lo pago con sangre.
Para cualquiera, lo admito, habría sido una imprudencia. No tenía las malditas grabaciones, todavía no sabía quién las tenía. Pero lo cierto es que no me importaba. Pensando con frialdad, si alguien poseía ese material, tarde o temprano vendría a mí. Por miedo. Por dinero. O se haría presente en el funeral de la perra. Y ahí, todo se resolvería.
Sí, era un riesgo alto… pero necesario. Estaba harto. Harto de su voz aguda y chillona, de su sonrisa fingi