El mismo día

Sleepy Hollow, cerca de New York

Matthew

Sabía que en algún momento mis errores me alcanzarían. Pensé que podía seguir huyendo, fingiendo, ganando tiempo, como un prisionero que cuenta sus últimos días antes de la ejecución. Me aferraba al silencio con uñas y dientes, creyendo —ilusamente— que podía protegernos a ambos. Pero esa burbuja estalló cuando Kelly pronunció su nombre. Allison.

¡Diablos! Sentí que el mundo se me venía abajo. El aire del pent-house se volvió denso, como si faltara oxígeno. Era hora de sincerarme. Pero… no de esa forma. No quería que me viera como un monstruo, no aún. No cuando lo único que realmente me importaba era mantenerla a salvo.

Kelly estaba de pie frente a mí, con los brazos cruzados, la mirada fija, hiriente, incisiva. Su cuerpo tenso, sus labios apretados, sus ojos brillantes, como si contuviera una tormenta. No me daba tregua. Iba al grano. Presionaba con la verdad. Respiré hondo y bajé la mirada un instante, buscando fuerzas donde ya n