Jugando en las sombras (1era. Parte)
Unos días después
Washington
Ralph
Hasta la persona más inestable puede ser controlada. No importa cuán impredecible aparente ser: siempre hay un punto, una debilidad, una fisura por donde filtrarse. La clave está en observar en silencio, trazar patrones, detectar impulsos, y actuar justo cuando la mente del otro ya está en tus manos, aunque no lo sepa.
Entiende que no se trata de fuerza, ni siquiera de inteligencia. Se trata de dominio. De saber esperar. Sin embargo, no cometas el error de confiar en la lealtad. Nadie es leal, solo hay conveniencia. Y si alguien actúa a tu favor, es porque tiene algo que ganar. Su interés pesa más que cualquier vínculo, y cuando ese interés cambia, tú pasas a ser un estorbo. Por eso, lo que hoy te sirve, mañana puede usarse contra ti.
Por ese motivo hay que ser más rápido. Más frío. Leer el tablero antes que nadie. Pero no creas en la intuición. Cree en la estrategia, no muevas por impulso, mueve por ventaja. Cada pieza que coloques tiene un propósit