Capítulo 26
—Hoy vine a buscarte por algo importante...—dijo Fabiola.

Elián hizo un gesto con la mano: —Oye, señorita Salinas, parece que es la primera vez que sales a tratar asuntos. Nuestra costumbre es beber primero y luego hablar de negocios.

Dicho esto, chasqueó los dedos: —Mesero, tráeme la mejor botella de vino tinto.

En poco tiempo, un camarero llegó con una botella de vino.

Elián la tomó y sirvió personalmente el vino para Fabiola.

—Señorita Salinas, este es mi vino tinto favorito, ven, pruébalo.

Fabiola miró la copa de vino tinto llena hasta el borde y frunció el ceño ligeramente.

—¿Qué pasa, no aceptas la cortesía?— Elián frunció el ceño, molesto.

Fabiola, sin opciones, tomó un pequeño sorbo.

La expresión de Elián se volvió aún más sombría: —Parece que no eres sincera. Si ese es el caso, mejor vete.

Fabiola se apresuró a decir: —No, no es eso. Es solo que no soy muy tolerante al alcohol...

Viendo que Elián seguía con el ceño fruncido, Fabiola levantó la copa y la bebió de un trago.

Eliá
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