Dos

El ambiente es incómodo.

La tensión estaba respirándome en la nuca en ese momento, yo solamente deseaba evaporarme, volverme invisible o cualquier cosa con tal de no estar parada aquí. Pero Ezra sigue haciéndome esa maldita mirada silenciosa de súplica.

«Sopórtalo un poco más, Lauren. Solo es una comida con esta insidiosa familia.»

Estaba intentando permanecer tan serena como me fuera posible frente a la familia de Ezra, mientras los observo comer desde mi posición empiezo a compararlos con una manada de buitres con sonrisas fingidas y ojos brillantes, acechando a su presa (Ezra) Esperando a que cometiera cualquier error que pudieran utilizar para declararlo como un incompetente (de nuevo)

La conversación, como siempre, giraba en torno a sus propias glorias y logros, magnificados hasta lo ridículo.

— Sabes, hermanito. — comenzó la tía Beatrice mientras se servía una porción generosa de pavo, — anoche en el club de campo, el presidente me comentó lo excepcionales que son mis rosas este año. Dijo que jamás había visto una 'Black Baccara' con semejante profundidad de color. ¡Uno realmente nace con el don para ciertas cosas!

Yo lancé una mirada fugaz a Ezra, quien miraba fijamente su plato.

El tío Michael, un hombre cuya barriga parecía competir con su ego, carraspeó la garganta.

— Tonterías, Beatrice. El verdadero talento está en los negocios. Cerré un trato esta mañana, una adquisición que revolucionará el mercado de los… bueno, no te aburriré con los detalles, jovencito, — añadió, dirigiéndose a Ezra con una palmada condescendiente en el hombro. — Basta con decir que algunos nacimos para liderar, para tomar decisiones importantes. Otros… bueno, otros prefieren los números en una hoja de cálculo, ¿verdad, Ezra?

Una risita seca recorrió la mesa.

La prima Ciara, una aspirante a artista con una visión del mundo tan inflada como sus expectativas de fama, suspiró dramáticamente.

— Es tan agotador ser una visionaria. Anoche tuve una epifanía, una concepción artística que trascenderá generaciones. Todavía no puedo revelarla, por supuesto, la crítica no está preparada para tanta genialidad. Pero créanme, cuando la vean… el mundo del arte temblará.

— Mi querida Ciara es tan talentosa, no me sorprendería que pronto se convierta en una líder de su generación. — Michael llena de alabanzas a su hija.

«Ugh, aquí vamos de nuevo.» Ruedo los ojos, preparándome mentalmente para lo que seguiría.

Por supuesto que no era una conversación casual para compartir logros, objetivos y metas, eran comentarios cargados de veneno para hacer sentir a Ezra inferior. Pero una vez más yo solamente puedo apretar los labios con rabia, cualquier intervención mía (no soy favorecida por ninguno de ellos, ni siquiera me ven con buena cara) solo haría las cosas peores para Ezra.

Solamente puedo mostrarle mi apoyo estando aquí para recordarle que no estaba solo en ese gran salón, incluso sentí su mirada de agradecimiento.

«¡Pero estas personas son como un grano en el culo!»

Incluso cuando Ezra no se molestaba en responder a sus ataques e insinuaciones, ellos simplemente concentrarían todo su odio en algo más ''accesible''

Es decir, yo.

— ¿Y cómo está todo contigo, querida? ¿Ezra es un buen jefe? —  La pregunta de Beatrice resuena y hace que todos se callen y la miren a los ojos. — Siempre va estresado a todos lados, no debe ser fácil para tí.

Solo me limito a sonreír, yo también sé perfectamente cómo ser hipócrita.

— El señor es un excelente jefe, ser líder realmente está en su naturaleza. No hay duda de que dirigirá la empresa y la llevará de vuelta a sus años de gloria. Definitivamente la decisión de los señores fue la mejor.

«¿A qué no te esperabas eso, Beatrice?» Sonreí, fue muy agradable para mí ver la furia brillando en sus ojos.

Toda mi vida he practicado cómo responder a las preguntas de la familia de Ezra, es mucho más fácil de lo que parece, solo tengo que halagar a Ezra hasta que se aburran de escucharme hablar.

— Son muy generosos conmigo, el otro día...

(Una conversación muy larga después)

— Y es por eso que siempre estaré agradecida.

Cuando finalicé mi charla todos se estaban viendo las caras con un mal semblante, desde mi lugar puedo escuchar a Ezra tratando de contener la risa mientras todos los demás se frotan las sienes.

— ¿Qué podías esperar de una Beta? Solo saben seguir órdenes como perritos entrenados. — Dice Ciara desde su asiento. — No tienen criterio propio.

El comedor volvió a llenarse de risitas burlonas, pero no me importa. Así que cuando Ezra me miró preocupado hice un ademán con la mano para indicar que todos ahí estaban locos, él se ríe de nuevo y regresa a su asiento.

¿Por qué debería importarme la opinión de personas que ni siquiera me permiten sentarme a comer en la mesa junto a ellos? Yo solo quiero poder quedarme junto a Ezra y pagar toda la amabilidad que he recibido de ellos.

— Pero, deberías sentirte agradecida con tus padres por haberte dado a luz como una Beta aburrida y sin gracia, esa es la única razón por la que se te permite estar aquí.

Las palabras duras de Carla logran atravesar algo dentro de mí todavía, lo sé muy bien, Ezra solo me mantiene cerca de él porque supone que soy una Beta ''aburrida''

Si se llega a enterar...

«No, no es momento de pensar en eso, Lauren. Tú misma has decidido apoyarlo hasta que no puedas esconder tu embarazo, entonces tomarás unas vacaciones para dar a luz.... Ese es el plan.»

Además, habia otro problema por el cual no me creerían.

— ¿De qué sirve si al final no dejará descendencia? ¿Quién heredará entonces los negocios? ¿Un niño adoptado que no compartirá sangre con nosotros? ¿Qué pasará con el linaje entonces? — Pregunta el tío Michael. — ¿No es un dolor de cabeza?

Debido a su inestables feromonas, Ezra había sido declarado infértil mucho tiempo atrás. No era algo que especialmente lo fastidiara, pero cuando se corrieron los rumores en su familia ya no lo dejaron en paz.

— A quién se la voy a heredar no es problema suyo, tenga por seguro que su hijo Johannes ni siquiera sería considerado como candidato. ¿No era él adicto a las drogas y a las apuestas?

— ¡Eso es una mentira!

— Y, aprovechando que estamos todos reunidos. — Ezra alzó una copa, con una sonrisa victoriosa como la de una persona que está a punto de ver el mayor mejor acontecimiento de su vida. — Planeo revisar el presupuesto que reciben todos y reducirlo a la mitad.

«Salud» Brindé con un asentir de la cabeza.

Y para qué hablar sobre el revuelo que se armó en el comedor desués de eso.

Edward, el hermano más joven de Ezra, me dedica una tímida sonrisa cuando sus ojos se encuentran en medio del alboroto, siento zalgo de pena por él, apenas tiene doce años y tiene que presenciar este tipo de disputas de una familia disfuncional.

— ¡¿Cómo te atreves a ser tan irreverente?!

— Lo dicho ya está dicho, no pienso discutir con ustedes. Tienen Dinero suficiente para empezar a invetirlo en vez de solo chupar la esencia vital de la empresa como unas malditas sanguijuelas. — Ezra puso punto final a la conversación, pero nadie se quedó callado.

«Oh, diablos... No ahora...»

Un mareo repentino logra desestabilizarme. «¿Quizás estuve mucho tiempo de pie?» Me miro los zapatos de tacón bajo, no eran peligrosos para el bebé. Siento que los escalofríos me recorren el cuerpo, pero afortunadamente todos están demasiado concentrados en su disputa como para notarme.

— ¿Estás bien...? — Edward me pregunta con preocupación. — Estás pálida... Llamaré al-

— Estoy bien- Estoy bien. — No sé si se lo decía a él o si estaba repitiéndomelo a mí.— Por favor, no llames al doctor. Solo estoy un poco cansada ¿De acuerdo?

Hago mi mejor esfuerzo por enfocar a Edward... Cualquiera de los tres frente a mí.

Hasta que la puerta del comedor se abre lentamente, en el umbral aparece Olivia, madre de Ezra, con su característica calma casi imperturbable que en segundos silenció el alboroto del salón apenas puso el primer pie, empujando la silla de ruedas de su marido, Ezarel, un hombre que, a pesar de su condición médica, conserva una mirada aguda.

Olivia detuvo la silla junto a la mesa, sus ojos recorriendo el rostro enrojecido de Beatrice, la gesticulación airada de Michael y el mohín dramático de Ciara. Su voz, cuando finalmente habló, era suave pero poseía una autoridad innegable, un tono acostumbrado a ser escuchado y obedecido.

— ¿Qué sucede aquí? ¿Por qué tanto alboroto? Creí oír gritos desde el jardín.

«Espera un poco más, Lauren...» Pensé en retirarme en ese momento de silencio. «Solo necesito... Necesito...»

No sé cuántos pasos logré dar hacia la salida, pero en seguida las luces se apagaron.

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