71• Mi hermano, Frank Clark.
Edgar nos dejó a Maggie y a mí en el jardín mientras terminaba de poner la mesa. Y el sol caía suavemente sobre la hierba. Maggie estaba sentada en una pequeña mesa de madera, concentradísima en su dibujo, con la lengua asomando apenas entre sus labios mientras coloreaba. Yo la observaba desde la banca, sonriendo sin poder evitarlo. Tenía una ternura tan transparente, tan luminosa, que se sentía como un pequeño copo de nieve… uno que nunca se derretía.
Cuando terminó, levantó la hoja con emoción y corrió hacia mí.
—Terminé —dijo, casi saltando—. Es para ti, Nora.
Tomé el dibujo con cuidado. Estaba hecho con crayones, y era… precioso. Allí estaba Edgar, sonriente, con el nombre "papá" escrito justo encima. A su lado, la versión pequeñita de Maggie con un vestido rosado que brillaba como si lo hubiera hecho con purpurina. Y luego yo, dibujada un poco más alta, con una barriga enorme y la frase escrita torpemente: “La embarazada bonita es mi hermana”.
Sentí que el corazón se me hacía un