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Bajo la luz de la luna

Bajo la luz de la lunaES

Romántica
Maigualida Villalobos  Completo
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138Capítulos
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Resumen
Índice

Sinopsis

bxgBellezaIndependienteInteligenteGemelosContemporáneodificultades

Daniela y Gabriela dos HERMANAS GEMELAS, físicamente idénticas, pero diferentes. Daniela Castillo: Una chica inteligente, buena, alegre, de buenos sentimientos. Tiene una exitosa carrera como diseñadora de interiores, oculta un secreto de su pasado, cuando decidió pasar las vacaciones en Brasil siendo muy joven. Gabriela Castillo: Una chica maliciosa, envidiosa, cruel, vengativa, y depravada. A pesar de ser una top model famosa, arrastra sentimientos de odio y venganza del pasado, contra su hermana gemela. Juan Carlos Quintana: Es un multimillonario y un exitoso afamado corresponsal de guerra, cuya carrera es lo más importante su vida. Amo y señor de su universo. Rodeado siempre de mujeres hermosas y frívolas, deja en segundo plano su vida sentimental porque piensa que el amor es una estupidez. El destino de ellos tres se cruza, trayendo con ello consecuencias muy grandes, donde el Amor, se convertirá en odio, el rencor y en venganza. ¿Juan Carlos reconocerá a la persona correcta? ¿Podrá el verdadero amor sobrevivir a la venganza y el odio? ¿Podrá el amor perdonar el engaño y la traición? ¿O por sus enemigos, las heridas del pasado y los secreto que ocultan dejarán escapar el verdadero amor?

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Último capítulo

  • Capítulo 137

    —Un libro fantástico, Juan —comentó Sofía, quien en un traje de seda aguamarina con una exquisita camelia sobre la solapa se veía radiante—. Quiero decir, que incluso Sergio quedó cautivado por él… no podía lograr que lo dejara por las noches. Aunque yo siento que le faltó más pornografía. —No es suficiente con lo que le haces al pobre Sergio, Sofía. Estás decayendo —expresó Daniela, como siempre en el círculo del brazo de su esposo—. Juan Carlos nunca lee en la cama. —No —admitió Juan Carlos con solemnidad, sus ojos brillaban con malicia—. ¡Trabajo todo el día, que mis ojos se niegan a permanecer abiertos! —pero besó la mejilla de su esposa, en amorosa contradicción a sus palabras. Sofía le preguntó a Daniela. —¿Mañana vamos a visitar a mi hermana Angélica en el psiquiátrico? —Sí, Juan Carlos nos va a acompañar. —¿Estás segura de querer conocer a tu madre biológica? —Totalmente. Deseo con el alma que esté lúcida. Pero si no me reconoce, no me importa. Solo deseo darle el amor

  • Capítulo 136

    Y, de pronto, Daniela se encontró completamente sola. Se miró por última vez en el espejo y alzó al ramo. Tenía el estómago revuelto, pero, por primera vez desde hacía semanas, por culpa de los nervios. Tomó aire y la ansiedad cesó. No tenía ningún motivo para estar preocupada. Jamás había estado tan segura de nada como de aquella boda con Juan Carlos. Miró por la ventana y vio que las familias se habían sentado. Había llegado el momento de salir. Bajó con mucho cuidado la escalera y al final la estaba esperando, el doctor Arturo Castillo vestido en su traje oscuro se veía apuesto y su expresión se reflejaba orgullo y sus ojos se llenaron de lágrimas. Cuando se encontró con él le dijo. —Papá te ves muy apuesto. Y por favor deja las lágrimas para mi mamá. —No puedo evitarlo, hija. No solo te ves hermosa sino muy feliz. Eso es lo que deseas todo padre, la felicidad para sus hijos —Sí, papá. Siento que soy la mujer más feliz de la tierra. ¿Te sientes bien con ese bastón? —No te pr

  • Capítulo 135

    — ¡Usted, con su ignorante y machista doble rasero y su repugnante hipocresía! ¡Póngame la mano encima y se hundiría! No puede tocarme y lo sabe. Si usted vuelve a acercárseme otra vez, iré a los periódicos. ¡No tiene ningún derecho a quedarse con mis hijos! Ya lo verá... o iremos a juicio, donde todo saldrá a la luz pública.—Eso lo dijo muy satisfecha de haber encontrado por fin el talón de Aquiles de ese hombre—Pero usted es demasiado orgulloso como para soportar que se muestren los trapos sucios de la familia ¿Verdad?... Un asqueroso orgullo familiar que está antes que el honor y la decencia. Santiago estaba pálido de rabia. Una rabia que trataba desesperadamente de contener. —¿Con qué ínfulas se atreve a amenazarme mujer insignificante?—le dijo caminando hacia ella con la misma energía que un tigre al acecho. Daniela retrocedió quitándose las pantuflas, colocando un pie atrás en posición de combate, dispuesta a darle un derechazo en la nariz y un rodillazo en los testículos,

  • Capítulo 134

    Dándose cuenta de su sorpresa, él sonrió. Lo hizo de verdad, pero muy levemente. — Naturalmente. Mi esposa desea criar a sus nietos en nuestra propia mansión. Daniela tardó varios segundos en contener su incredulidad. ¡Los Quintana querían a Lucas y a Frida! No podía creer que ese hombre estuviera hablando en serio. Santiago la miró como un gato miraría a un ratón. — A Carolina le encantan los niños. Lucas y Frida serán muy queridos. — Yo realmente... No me creo estar oyendo esto— admitió ella trémulamente— ¿Primero entra a mi departamento por la fuerza como un delincuente y luego cree que tiene el derecho a quedarse con mis niños? ¡¿Está loco?! Mientras hablaba la ira se fue apoderando de ella. — Sea lo que sea lo que usted sienta por mí no me importa. Pero mi hijo es el padre de sus hijos y eso me da derecho... — ¡Usted no tiene derecho a nada! ¡Miserable! ¡Usted cree que puede venir a pisotearme! Sin inmutarse, Santiago respondió. — No estoy dispuesto a tener una discus

  • Capítulo 133

    — ¿Y qué ocurrió con mi madre biológica?, ¿Ella estuvo de acuerdo en que te entregaran a sus bebés? — No sé qué ocurrió con ella. Después que ustedes nacieron, perdí contacto con su familia... Si, ella estuvo de acuerdo, debido a su enfermedad, no creyó prudente que ustedes estuvieran cerca de ella... — Pero papá, tú dijiste que ella no se veía enferma y al parecer tenía a su trastorno bajo control. ¿Qué peligro podía significar para nosotros? — Hija, esa fue la explicación que ella me dio, no sé que más decirte... —Sus padres...es decir, mis abuelos, ¿Nunca se interesaron por nosotras en algún momento mientras crecíamos? Para tu abuelo el orgullo era más importante. Después de todo era un empresario, influyente y poderoso. Gustavo Ramírez, dueño de la procesadora de alimentos más grande del país. Sofía, que había estado atenta a lo que el doctor Castillo decía y llorado junto con su amiga. Se quedó paralizada apretando fuertemente la mano de Sergio, quien la miró extrañado y le

  • Capítulo 132

    —No digas eso querido...—replicó la señora Elena. El doctor sujetó su mano y la besó. —Es la verdad, Elena... —el doctor continuó con su relato.—Dani, cómo te decía los pacientes de esta clínica eran personas pudientes... Un día trajeron a emergencias una chica rubia que había estado involucrada en un accidente de tránsito. Afortunadamente, solo sufrió heridas leves y cómo yo era el médico de turno me tocó atenderla. Mientras la atendí como hago con cualquier paciente, con amabilidad, ella confundió mi trató como un interés romántico de mi parte. Aunque en ese momento no me di cuenta. Después, al salir de alta, ella comenzó a buscarme y a esperarme a la salida... —el doctor miró con vergüenza a la señora Elena y a Daniela— Luego cometí el error de involucrarme con ella y quedó embarazada… Con el tiempo dio luz a un par de gemelas... —¡Oh, entonces!... —exclamó Daniela mirando fijamente a la señora Elena. —Yo no soy su madre biológica... —concluyó la señora Elena con tristeza. Ju

  • Capítulo 131

    —¡Detente, mira lo que le has hecho a papá! ¡¿Acaso no lo quieres m*****a loca?! —Cuando ella iba a volver a disparar, otro sonido de disparo se oyó, Gabriela los miró con la mirada pérdida, y de su boca empezó a salir sangre, cuando hizo todo el esfuerzo de volver a levantar el arma y matar a Daniela, otro disparo retumbó y ella cayó, y detrás de la ventana de la cocina estaba Gerónimo apuntando. —¡¡GABRIELA!! —gritó la señora Elena y salió corriendo y la tomó en brazos — ¡Gabriela, hija mía! El doctor Castillo, tirado en el piso y sujetándose una pierna, comenzó a llorar y ver a su hija muerta. Juan Carlos se arrodilló y le dijo al doctor Castillo. —¡Señor Arturo, hay que llevarlo a emergencias! —¡No, yo estoy bien! ¡Ayude a Gabriela! Juan Carlos hizo un gesto de disgusto, pero lo obedeció y se acercó a Gabriela, que era sostenida en brazos de su madre, que lloraba angustiada. Y Juan Carlos se dirigió a su suegra. —Señora Elena, déjeme tomarle el pulso. Ella la soltó y Juan C

  • Capítulo 130

    Gabriela llevaba días vigilando a su gemela y sabía que todas las tardes, Daniela y a Juan Carlos se reunían al final de la tarde en casa de sus padres. —La verdad es que sí, necesito más cariño. — Juan Carlos la miraba atónito, su voz dulce era igual a la de Daniela, si no hubiera sido por su mirada él hubiera caído redondito. No cabía duda que había practicado mucho. Con sobrada razón lo había, lo pudo engañar la primera vez. Cuando Gabriela se acercó, Juan Carlos retrocedió y ella supo que él la había descubierto. —¿Por qué tienes que rechazarme? —¡¿Por qué te gusta hacer estas estupideces Gabriela?! ¡Hacerte pasar por Daniela!—le contestó. Ella revisó su bolso y sacó el arma y lo apuntó con ella. —Porque esta es mi venganza, o me das lo que quiero o desaparece Daniela de este mundo. Juan Carlos la miró sorprendido —¡No te atreverías!, ¡Por Dios, es tu hermana!. —Pruébame. —Gabriela se acercó él, y le dijo que se sentara, justo detrás de él había una pequeña

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138 chapters
Prólogo
Bajo la luz de la luna/Maigualida Villalobos
A lo lejos, el reloj dio la media noche y el hombre soltó una risa apagada. —La hora de las brujas. Tiempo de quitarse las máscaras. Y de que yo regrese al baile —dijo Daniela con brusquedad, buscando una zapatilla. Antes que pudiera encontrarla, el hombre se acercó a ella, se arrodilló con la cabeza inclinada mientras rescataba el zapato y lo deslizaba en su pie. Ella sintió sus dedos rozando su empeine y se mordió el labio inferior sin aliento, al mirar los hombros forrados de satén y el negro sombrero de tres picos. El deseo de ver el rostro del desconocido de pronto la abrumó. —¿Te quitarás la máscara si lo hago yo también? —preguntó ella. —Si en verdad lo deseas —el hombre de elevada estatura se puso de pie y se quitó el sombrero. Daniela jadeó y llevó una mano al cuello, mientras la luz de la luna revelaba en detalle al desconocido. Desde sus zapatos con hebillas, hasta el espumoso encaje de la corbata, su compañero era el exquisito arquetipo del s
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Capítulo 1
Bajo la luz de la luna/Maigualida Villalobos
  Maracay, Ciudad jardín, El Castaño.   — ¡POR FAVOR!, ¡Di que sí, Mari, por favor! Marianela Castillo miró la cara brillante de Daniela y el rostro esperanzado de Gabriela, sus hermanas gemelas y sacudió la cabeza. — Lo siento mucho. — Pero Mari, ¡Piensa en ello! Serán unas excelentes vacaciones, un apartamento con vista al mar, además, te urge tener un tiempo libre, sabes que las necesitas. ¡Por favor, di que vendrás! Mamá no nos dejará viajar solas — Le exclamó Gabriela. — No hay nada que hacer. Ni hablar, estoy convaleciente. Además, estamos en vísperas de la boda de Daniela y Víctor Manuel. Gabriela hizo un gesto de disgusto y le contestó bruscamente. —¡No estamos hablando de la boda!... digo ya todo estaba previsto para tener el tiempo justo realizar las vacaciones antes de que Dani se case. — Pero lamentablemente, mi amiga Verónica, la persona que iba a ser de su chaperona, se enfermó de
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Capítulo 2
Bajo la luz de la luna/Maigualida Villalobos
Distrito Capital, Caracas, Las Colinas de Tamanaco. En las cimas de las montañas, en los valles caraqueños, apreciando la ciudad desde una posición privilegiada, existían impresionantes Mansiones que se alzaban con gran poderío en uno de los espacios más agradables de la ciudad, con clima montañoso, Las Colinas de Tamanaco. En este maravilloso lugar, apartados de todos, se encontraba Juan Carlos Quintana, el millonario y famoso periodista de televisión y corresponsal de guerra, nadando en su inmensa piscina. Una espectacular mansión que se abría paso en medio de un hermoso y extenso jardín, que era el escenario principal de cada uno de los espacios emblemáticos de esta obra y el contraste de los colores con los reflejos que se generaban entre la piscina y las fachadas de vidrio creaban una atmósfera un tanto fantasiosa. Juan Carlos disfrutaba de los pocos momentos de relax que su agitada agenda le permitía. Se sentía agotado, había tenido que cubrir dos conflictos bélicos con diferen
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Capítulo 3
Bajo la luz de la luna/Maigualida Villalobos
Daniela, se recostó de la baranda del balcón, cerró los ojos y suspiró pensando. “¡Más nunca me haré pasar por Gabi! No después de lo que ocurrió en la boda de mi hermano Óscar el año pasado” Detrás de sus párpados cerrados, la escena de la boda de Óscar se repetía una y otra vez. “Los discursos habían terminado, se había cortado el pastel de bodas y los invitados se arremolinaban en el comedor y el salón de baile. La orquesta tocaba algo lento y romántico para las personas mayores y Daniela, con un vestido largo de seda color de rosa y capullos de rosa en el pelo, se acercó a Víctor Manuel. Sus ojos brillaban con una invitación que él aceptó tomándola en brazos para bailar al ritmo lento de la música. Daniela sintió escalofríos al recordar la pasión en los ojos de él cuando ella le susurró al oído que se escabulleran un rato para ir a su habitación del hotel. — ¿A mi habitación, Daniela? — ¡No soy Daniela! ¡Soy Gabi! Es increíble que a pesar de que nos conoces desde niñas, todav
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Capítulo 4
Bajo la luz de la luna/Maigualida Villalobos
Las hermanas Castillo disfrutaban de una merienda con una jarra de jugo de naranja y sándwiches de jamón y queso, en unos de los balcones del apartamento. — ¡Huummm que rico! —exclamó Marianela. — Pero no comas demasiado — le aconsejó Daniela — Los Ferrero nos han invitado a su hotel para la cena-baile de esta noche y quieren que seamos sus invitadas. — Es muy amable de su parte, pero me siento un poco cansada — comenzó Marianela con dudas. — ¡Por favor, ven, Mary! — rogó Gabriela —  Acaban de dar las seis. Puedes echarte un par de horas y luego darte un baño, y te sentirás mucho mejor. Mateo y Gael vendrán a recogernos a las nueve, así que hay tiempo de sobra. Marianela ya se sentía mucho mejor después de la merienda. Sonrió a las dos caras suplicantes. — De acuerdo. Descansaré una hora más o menos en mi cama leyendo y para entonces ustedes dos pueden bañarse y darme tiempo para relajarme. Cuando los chicos de Ferrero vin
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Capítulo 5
Bajo la luz de la luna/Maigualida Villalobos
  Marianela miraba preocupada en dirección del baño, Daniela llevaba bastante rato en el tocador.  “¿Será que ha tenido una emergencia femenina? O salió a tomar el aire, bueno no debería preocuparme, de las gemelas Daniela es la que siempre ha demostrado ser la más juiciosa, a la que tengo que mantener vigilada, es Gabriela, que siempre se mete en problemas y arrastra a la pobre Daniela cada vez que se “enamora”. Aunque tengo que admitir que se ha portado bastante bien hasta ahora." Marianela la observó bailando en la pista con Gael. — ¿No crees que Daniela se está tardando mucho en el tocador? — Mateo se inclinó hacia ella preguntando. —Sí, la voy a buscar — le dijo sonriendo.  Se puso de pie y fue directo al baño y después de buscar por debajo de las puertas de cada uno de los baños individuales las sandalias rojas de Daniela, al no encontrarla decidió buscarla fuera del hotel, pero al salir del tocador, la encontró pa
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Capitulo 6
Bajo la luz de la luna/Maigualida Villalobos
Tres años después…   Sergio Ramos se encontraba en su oficina en las instalaciones de ORQUIDEATV, cuando llamaron a la puerta. — ¡Adelante! —dijo Sergio en voz alta. La puerta se abrió, era su secretaria, la señora Eva. —Hola Eva, te dije que estoy ocupado, si son los productores de la novela “Mi primer amor”, diles que la reunión se pospuso para mañana en la tarde. Por favor tráeme un café… —Si enseguida se lo traigo, señor, pero no son los productores de la novela, a ellos ya les envíe un mensaje de que se pospuso la reunión. Es otra persona… Súbitamente, la puerta se abrió y entró una mujer hermosísima, con una figura glamorosa y seductora, que le dijo. — Buenas tardes, Señor Ramos. Disculpe la intromisión, mi nombre es Gabriela Castillo, necesito hablar con usted, es importante, es sobre su amigo Juan Carlos Quintana. —Señor, disculpe, yo le dije que esperara afuera un momento…—explicó Eva. Serg
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Capítulo 7
Bajo la luz de la luna/Maigualida Villalobos
  —¡Entonces demuéstralo! Lucha por salir de este bache emocional, y si no puedes regresar a tu profesión de Corresponsal de guerra, ¡No importa hermano!, eso demuestra que eres humano, ¡Te explotó una bomba cerca de ti! ¡Por dios! Tú siempre has demostrado ser un periodista inteligente y Zagas, y llegaste a ser exitoso por lo que tienes por dentro, no por tu exterior. ¡Por favor hermano busca ayuda psicológica! —¿Sabes? Desde el accidente me he levantado cada día hurgando en mi vida, buscando algo que me motive para seguir viviendo, pero me he dado cuenta de que aparte de mi familia y mi carrera, desperdicié el tiempo en tonterías. Antes no me importaba la idea de formar una familia, pero desde que me ocurrió esto, he tenido que poner en una balanza mis defectos y al perder mi éxito y las mujeres hermosas que me rodeaban, llegué a la conclusión que me equivoqué al involucrarme con mujeres frívolas. Si hubiera tenido una relación estable con una mujer que me ama
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Capítulo 8
Bajo la luz de la luna/Maigualida Villalobos
siete años después… La luna de mediados del verano fulguraba, brillante y complaciente, como si hubiera sido contratada para la ocasión. Plateaba el césped y pintaba negras lagunas de sombra bajo los árboles en los jardines de la casa de festejo La Rosa Blanca, mientras dentro de la vieja casa, los candiles relucían como el escenario de un salón de baile sacado de la fantasía de una niña precoz. Personajes enmascarados pertenecientes a todos los cuentos bailaban con garbo y transpiraban al pesado ritmo del último éxito musical, Caperucita Roja, el Flautista de Hamelin, Blanca Nieves y una selección de enanos, Hansel y Gretel, Jack y Jill, Ricitos de Oro e innumerables osos, traveseaban en la pista de baile, rugiéndose unos a otros, divirtiéndose en grande, La única excepción parecía ser la dama que debía, por derecho, disfrutar más el baile. Daniela, disfrazada de Cenicienta de elevada estatura vestida de brocado, con una castaña y larga melena, con una máscara de satén dorada, se
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Capítulo 9
Bajo la luz de la luna/Maigualida Villalobos
Daniela jadeó y llevó una mano al cuello, mientras la luz de la luna revelaba en detalle al desconocido. Desde sus zapatos con hebillas, hasta el espumoso encaje de la corbata, su compañero era el exquisito arquetipo del siglo dieciocho. Pero del cuello hacia arriba, usaba la máscara de una bestia felina apócrifa, con aberturas a través de las cuales brillaban sus ojos y delicados colmillos se adivinaban arriba de la abertura que le permitía mostrar sus propios dientes blancos entre el oscuro y sedoso cabello que cubría su rostro y cabeza. —Dije que vengo de un cuento diferente, alteza —le indicó, con una reverencia—. Máscara o no, tú solamente puedes ser la Bella, mientras que yo… permíteme presentarme… soy la Bestia —se irguió, riendo con voz apagada y hueca dentro de la máscara. Daniela se puso de pie, sacudiendo la falda, mientras que los latidos de su corazón se normalizaban gradualmente. —No hay duda que lo disfrutas, señor Bestia. ¿Te gusta atemorizar a doncellas indefensa
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