~Dominic~
Había hecho hasta lo imposible por mantener alejado a Damien de ella, todo lo que estaba a mi alcance, moviendo hilos por todos lados para mantenerlo alejado del castillo.
Solo necesitaba una grieta, una muy pequeña, para poder entrar.
Sin embargo, no me estaba dando cuenta de que la grieta no se estaba abriendo para mí; se estaba abriendo para ella.
Y cuando estuvo lo suficientemente abierta, ella pudo salir.
Pero el daño ya estaba hecho; lo pude ver en sus ojos al arrodillarse frente a mí, alzando en sus manos la piedra lunar sin decir una palabra.
Yo le fallé; lo hice al abandonarla sin ninguna explicación, sin palabras. Por miedo a que saliera lastimada, yo mismo la empujé al abismo que ahora muestran sus ojos.
La envié a una celda, no porque quisiera, sino porque sabía lo que vendría después; su loba estaba a nada de perder el control y yo solo aumentaba su estrés, su dolor.
Mis pasos avanzaron decididos hacia esa celda, donde el pelaje blanco de su loba, mancha