~Alana~
Con cuidado, metí la mano debajo de la almohada, apretando la daga con fuerza y con una voluntad renovada, me lancé sobre él.
Justo antes de que pudiera traspasar su maldito cuello, se apartó rápido, logrando tomar mi mano para detenerme.
Le di un fuerte rodillazo en su estómago, escuchándolo gruñir, pero era él o yo, y definitivamente yo no estaba dispuesta a ceder.
—¡YA BASTA, ALANA!— su voz vibró a través de mí, imponiéndome su dominio, lo que me hizo caer de rodillas, jadeando, tomando mi pecho por el dolor que me atravesaba.
La daga cayó al suelo con un sonido metálico al otro lado de la habitación, dejándome más expuesta que antes.
Kyra se removió en mi mente, respirando tan agitada como yo, pero no despertó, no aún, y eso me estaba quitando la poca ventaja que tenía.
—Veo que contigo todo será por las malas, que aún me guardas rencor por el pasado. No importa cuántas veces te pida perdón, cuántas veces quiera intentarlo, tú no vas a doblegarte.
—No—dije casi sin