~Alana~
Allí está él, sentado en ese sillón como si nada, como si fuera normal para él llegar y luego irse mucho antes del amanecer.
Estaba que explotaba de rabia, de toda la ira que había acumulado cada día desde que vino solo a tocarme y luego marcharse.
Quería gritarle, golpearlo si acaso podía, pero todas mis defensas comenzaron a desmoronarse al oler el fuerte olor a sangre.
Todo mi cuerpo me gritaba que corriera hacia él y mi parte en negación se negaba a querer preocuparse.
Solté un largo suspiro, dejando por un momento mi orgullo de lado, dando unos pasos hacia él.
—¿Estás… estás bien?
—Ahora sí— sentí la boca seca al escuchar su voz, relamí mis labios buscando humedecerlos y a través de la poca luz que iluminaba la habitación, pude ver sus ojos seguir ese movimiento.
—¿Estás herido?— mi voz salió en un susurro; me vi dando pasos lentos hacia él, temblorosos, así como mi respiración.
—Estaré bien, disculpa si te desperté.
Cerró los ojos; parecía cansado, su voz así se escuchab