Capítulo 452
—Perla, ¿ya terminaste tu exposición? Lo lamento, mi última reunión se alargó. ¡Estoy yendo al centro de arte ahora mismo! ¡Espérame, voy a buscarte! —la voz de César sonaba desesperada, no quería que ella se fuera sin esperarlo.

Perla notó el semáforo en rojo frente a ella y detuvo el carro.

—No hace falta que vengas. Si no vienes a buscarme, me haces un grandísimo favor —contestó.

Dicho esto, se preparó para colgar.

César, notando su intención, respondió de inmediato:

—¡No cuelgues, por favor!

El ojo derecho le temblaba sin parar, lleno de una ansiedad que lo carcomía.

Tenía un mal presentimiento. Le daba miedo, miedo de que ella subiera al avión sin despedirse.

—¡No te muevas ni un pelo del centro de arte! ¡Ya estoy llegando, espérame en la entrada!

Perla tamborileaba el volante con el dedo mientras miraba la cuenta regresiva junto al semáforo, contando mentalmente.

Ella había planeado salir de noche justo para evitar a César. No quería darle oportunidad de alcanzarla.

El semáforo c
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