En el mundo hay tantas mujeres, entonces, ¿por qué César no puede dejar en paz a su hermana?
Teresa ya volvió, ¿por qué no va a molestarla a ella mejor?
—César está enamorado de tu hermana, ¿no te has dado cuenta? —Ricardo quería sacudir a Marina, a ver si además de pensar en su hermana y en su ego, tenía algo más dentro. ¿Acaso él no ocupa ni un rinconcito en su cabeza?
—Él no siente algo superficial por ella, lo de César es algo profundo. En estos cinco años, se le metió hasta en el hueco más recóndito de su corazón y ya no puede sacarla de ahí.
Como Marina se quedó callada, Ricardo siguió.
—Si Perla ya no siente nada por él, no habría problema. Pero si todavía se quieren, ¿por qué no darse otra oportunidad?
Marina miró al frente, con los ojos perdidos, como si estuviera lejos. No se sabía si había escuchado lo que Ricardo decía.
De repente, pareció que se le cruzó algo por la cabeza y, en lugar de insistir en bajarse del auto, se giró hacia él.
—Si César quiere tanto a mi hermana, ¿