César no se atrevió a molestarlas más, y no le mencionó el tema de la herencia que Rowan dejó a su tataranieto.
Después de dejar de tocar temas sensibles, ambos continuaron comiendo y bebiendo, y la atmósfera se volvió más tranquila. César de vez en cuando sacaba algún tema para hablar con Perla, aunque solo una pequeña parte de sus comentarios recibía respuesta, lo que era suficiente para hacerle sentir una satisfacción.
—¿Cómo va la preparación para la exposición de arte? Vi que será mañana temprano. —preguntó César.
Cuando supo que Perla era la pintora Perla, se sintió tanto sorprendido como impresionado. Sorprendido por su talento y capacidad, y sorprendido por su identidad.
No era de extrañar que, cuando sufrió de amnesia, ella estuviera tan fascinada por la pintora "Perla", ya que todo le parecía tener un toque oculto.
—Mañana pienso ir a darme una vuelta. —continuó.
—No te gustan esas pinturas aburridas, no es necesario que vengas. —La negativa de Perla era clara.
—Lo haré como