Capítulo 373
El auto llegó hasta Los Prados y se detuvo. Ella dijo:

—Bájate del carro.

César se recostó débilmente en el asiento del copiloto, bajó la cabeza y miró sus manos, diciendo en voz baja:

—Espera un momento, creo que se me bajó el azúcar, me siento mareado.

Perla blanqueó los ojos, claramente molesta:

—¿Quién fue la persona que me habló con tanta energía hace un momento? No sigas actuando, baja del auto, ya llegaste a casa.

César se quedó sentado, viéndola con cara de lástima, y dijo:

—No comí ni al mediodía ni por la noche, y en la mañana solo comí un pedacito de pan. Me duele mucho el estómago.

Mientras hablaba, se inclinó un poco y se agarró el estómago, mostrando una expresión de dolor.

Perla, pensativa, murmuró:

—¿Quién no tiene problemas estomacales hoy en día? No es cáncer de estómago ni nada del estilo, ¿qué exageración es esa?

—Lo que te pasa es que tienes hambre, come algo cuando llegues a casa y ya —respondió, de manera evasiva.

César asintió.

—Sí, ya lo sé. Solo qu
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