Capítulo 348
El centro de todo es su hermana Perla. Aunque César tuviera una colaboración comercial con él, en el corazón de su hermana, él no era más que un objeto. Si ella lo quería, lo tenía; si se cansaba, tan solo lo tiraba a la basura, como si no valiera nada.

Perla negó con la cabeza y dijo:

—Esta vez no lo haré.

Perla tenía una especie de obsesión con la pureza emocional y nunca se metería con alguien que no la respetara.

Al día siguiente...

César llegó al trabajo con la camisa nueva que Perla le había comprado. Cuando llegó a la puerta de la oficina, Teresa llegó corriendo con tacones, apresurándose desde atrás.

—César, ¿a dónde fuiste ayer? Te busqué todo el día y no te encontré por ningún lado —dijo Teresa con voz suave, sosteniendo unos documentos.

Desde la mañana de ayer, César había seguido a Perla en secreto hasta la exposición de arte y permaneciendo detrás de ella hasta que salió de allí. Durante todo el trayecto, Perla ni siquiera se dio cuenta de que la estaba siguiendo.

La puert
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