César vio la escena y en menos de nada sacó su celular, presionó el botón de la cámara y tomó un par de fotos.Finalmente, William entró solo a la casa, mientras la mujer se iba en su auto.César seleccionó algunas fotos claras y las envió a Perla, con un mensaje describiendo la escena: ¡Se atrevió a besar a otra mujer en la puerta! ¡Es un desgraciado y un perro!En la casa, Perla estaba sentada en el sofá mirando su teléfono. Cuando vio la notificación del mensaje de César, lo abrió, pero luego volvió a mirar sus videos cortos.William entró a la casa, le entregó su maletín al mayordomo, se quitó la corbata y preguntó:—¿Qué pasa con Marina? ¿Fue un matrimonio a escondidas o qué?—No exactamente. Ya nos conocíamos, pero siempre mantuvimos nuestra relación en secreto.— Perla dejó el teléfono y resumió claramente lo que había pasado entre Marina y Ricardo.—Ya que Marina tomó la decisión de casarse con él, seguro que lo pensó bien. Cuando la veas, no hables de esto, por favor.Marina ha
—Vale, vale, ya lo sé —Perla se levantó y le pidió a la señora de la casa el número del encargado de los apartamentos. Ella misma hizo la llamada para poner la queja.—Hola, ¿con la administración de Las Palmas? Vivo en el apartamento 105, torre 8. He notado que hay un carro estacionado frente a mi casa que no pertenece a nadie del condominio. Y esa es mi zona para parquear, y he visto que tiene una cámara grabando hacia mi casa. ¿Pueden encargarse de esto, por favor?...—Listo, se los agradezco.Afuerita de la casa, los últimos rayos rojizos del atardecer pintaban la calle con una calidez especial.El administrador venía desde el oeste, caminando hacia la parte trasera del carro de César. Verificó la placa y luego tocó la ventana del conductor.—Buenas tardes, señor. Ha estado estacionado mucho tiempo en un lugar que no es suyo. El dueño del lugar presentó una queja, le pido que se retire cuanto antes.César bajó la ventana.—No veo a nadie más en este lugar. ¿No entiendo por qué car
Marina se apuró a ir a abrir la puerta, pero apenas dio un paso, Perla levantó la mano para detenerla. Le lanzó una mirada seria, y Marina sin querer bajó la cabeza, con cara sumisa.La señora de la casa fue la que abrió la puerta, mientras William se levantaba para recibir a la visita.—Hola, un gusto —saludó Ricardo, algo nervioso cuando la puerta se abrió.La señora de la casa respondió con una sonrisa y se hizo a un lado para dejarlo pasar.Ricardo llevaba las manos llenas de regalos. Al ver esto, ella fue a ayudar.—Todavía hay más afuera, son bastantes —dijo él, algo avergonzado.Ella se asomó y vio que los escalones de la entrada estaban llenos de cajas de regalos.—Pase, señor Meyer, ya mando a alguien por ellas —dijo con una sonrisa, haciendo un gesto con la mano.Varias trabajadoras vinieron enseguida.Ricardo fue llevado hasta la sala, y no esperaba encontrarse allí con William.Ya estaba listo para ver a Lorena, pero encontrarse con él fue una sorpresa.—Por favor, tome asi
—Todavía no he hablado con mi familia sobre nuestro matrimonio. Pero mis papás ya conocieron a Marina y les cayó muy bien —respondió Ricardo sinceramente. No mencionó que había sido Marina la que le pidió mantener el matrimonio en secreto.Era su esposa, y claro, él tenía que protegerla. No podía echarla a botes con sus hermanos.Temiendo que Álvaro siguiera buscando excusas para molestarlo, Ricardo sacó el acuerdo matrimonial que había preparado y lo puso sobre la mesa frente a William.—Este es el compromiso y la garantía que le hago a Marina. Si después del matrimonio hago algo que la lastime, todos mis bienes pasarán a su nombre, y me iré con las manos vacías. El documento ya lo legalizó mi abogado hoy, y entra en vigor de inmediato —dijo Ricardo en tono serio.William lo tomó y lo revisó. El contenido era tal como él decía. En ese momento, su impresión sobre Ricardo era bastante buena.Marina reprimió una sonrisa, llena de amor, y miró a Ricardo con orgullo y ternura.¡Su esposo e
En el piso de arriba, Andi abrió la puerta con cuidado, y miró hacia abajo con un ojo, husmeando que era lo que pasaba.—¡Es el señor Ricardo, tal como pensaba! —dijo Andi.—¿De qué están hablando? El tío Álvaro parece que se va a parar en la cabeza. ¿Qué le están preguntando al tío Ricardo?—No lo sé —respondió Orión con la misma voz bajita.Andi retiró el ojo y giró la cabeza para acercar la oreja y escuchar mejor.—¿Casarse por lo civil y firmar un contrato? ¿Qué será eso?Orion lo miró como si fuera un tonto. ¡Todos los días decía que quería encontrarle un novio a mamá, y ahora resulta que no sabe eso!Aunque, en realidad tampoco era culpa de Andi. Las telenovelas que veía solo hablaban de amor, peleas y reconciliaciones, pero nunca explicaban bien la parte legal.Con paciencia, Orión le explicó:—Casarse por lo civil significa que la pareja va a una oficina y obtiene un certificado que los reconoce como esposos ante la ley.—Ooohhh... okey.Andi retiró la oreja y asintió, mostrand
Andi estaba tirado junto a la puerta entreabierta, moviendo el trasero de un lado a otro de lo inquieto que estaba. Hace un rato había vuelto a mirar y vio que los adultos iban al comedor. Cerró la puerta y se dejó caer al piso junto a su hermano.—Si él ya se casó con la tía, ¿eso quiere decir que ahora sí podemos ir a visitar al señor César? El tío Ricardo y el señor César se llevan súper bien, son panas. ¡Y mami y la tía son uña y mugre, son el dúo perfecto! —dijo Andi emocionado, ya diciendo “tío” como si nada.Orión no dijo nada, solo lo miró como si estuviera diciendo algo común.César muy probablemente era su verdadero papá. Andi lo había visto un montón de veces y ni se imaginaba que ahí había algo raro.Orión empezó a sospechar desde que vieron al abuelo Balan en el hospital. Estos días había estado buscando información por internet. Seguro su mamá y César se conocían desde antes.Claro, eso todavía era solo una teoría. Le faltaban pruebas para acusarlo.Apenas acabó la cena,
¿Cómo pudo olvidarse de eso?Rápido levantó la mano y juró:—Pero tranquila, Ricardo me lo prometió, no va a contar nada. Él me prometió que por su madrecita no iba a decir nada, además le dije que si hablaba, me desaparecía otra vez, para que aprenda.Álvaro chasqueó la lengua, sin creerse ni media palabra.—Las palabras de los hombres son puro cuento. ¿Eres tan boba que te tragaste todo? ¡Si hasta se casaron!—¿Y tú por qué le tienes tanta tirria? ¿Es porque él ya está con alguien y tú no? ¿Estás celoso? —Marina respondió con un ataque directo, bien enojada.—¿¡Celoso yo!? Por favor, ¿crees que no puedo conseguir novia cuando me dé la gana?—¡Pues búscate una entonces! Eres un solterón insoportable, ¡ja, ja, ja!—¡Marina, suficiente! —Perla la cortó en seco, levantando la voz.De pronto le empezó a latir la cabeza del coraje.—No pasa nada, ya era hora —William se acercó a calmarla.—Ricardo va a volver, y no pueden andar escondiendo a Orión y Andi cada vez que comemos.—Sí, sí. De a
—Toc, toc.Perla soltó el celular y se levantó a abrir la puerta.—¿William, qué haces?Cuando lo vio, se hizo a un lado para que pasara.—Hoy en el velorio, César se comportó muy raro —no dijo por qué había ido, y Perla tampoco preguntó nada.—No solo estaba con mala cara, también se quedaba viendo hacia la nada. ¿Te molestó en algo? —Después de despedirse de Ricardo, se fue a su cuarto y, de pronto, recordó ese detalle, así que vino a ver cómo estaba.Perla miró hacia abajo y suspiró.—Él cree que tú y yo estamos saliendo… y que tenemos un hijo.Ya que su hermano vino directo a preguntar, no quiso ocultarle nada.William apretó la mandíbula, serio.¡César quería volver a meterse con Perla!Estaba segurísimo. Entre hombres, uno se huele esas cosas.—¿Y tú qué piensas? —le preguntó. La verdad, no quería que su hermana otra vez se metiera en un problemón por un tipo. Jugar un poquito con César, va... pero nada más.Perla lo miró.—Hermano, hazme un fa. Déjalo que siga creyendo lo que qu