Estragos.
Gia.
Son las dos de la tarde cuando llego a la mansión. Su grandulón me ha seguido, él todavía no está en su mansión, pero hay una camioneta blanca llevando dentro lo que al parecer es comida, vinos.
Me pregunto si tendrá una fiesta como la que tuvo el día que lo vi por primera vez. Recuerdo a la mujer en el capó del auto, todos esos hombres admirándola, y él con su traje pastel…
Mientras espero que aparezca, no dejo de atormentarme. No entiendo qué hice mal. El por qué me ha bloqueado; sin embargo, quiero asociarlo con su molestia de ayer, ¿tal vez sea un castigo por haber llorado por Lev? Bueno, eso no tiene mucho sentido, pues no me habría masturbado.
Mi conclusión termina en el almuerzo con el agente. Su hombre me seguía, le dijo que estaba con un hombre.
¡Demonios! Pero se supone que quedamos en que podía hacer con mi vida lo que quisiera fuera de esta mansión.
Intento concentrarme en las fotografías que tomé con el teléfono, leer un libro, ver televisión, cocinar, escuchar algo