Luciana tenía el correo abierto frente a ella desde hacía una hora. El mensaje era claro, formal, entusiasta:
“Estimada L. F. Sombra, nos complace invitarle como autora destacada al Festival Internacional de Letras en Lisboa. Su obra ha tocado miles de corazones. Sería un honor contar con su presencia como panelista invitada…”
Era el tipo de correo que había soñado recibir durante toda su vida. El tipo de reconocimiento que muchos escritores tardaban años en alcanzar. Pero ella no podía dejar de mirar el final del mensaje:
”… cubrimos todos los gastos, excepto acompañante. En caso de asistir con algún invitado, por favor notifíquelo.”
Y ahí estaba el núcleo de la cuestión: ¿Iba a ir sola?
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Las palabras de Elena aún resonaban en su cabeza. La carta, cada vez que la leía, le dejaba una sensación mezcla de fuerza y temor. Ella tenía ahora la verdad en sus manos. Pero también sabía que cualquier paso en falso podía costarle no solo su reputación, sino su seguridad.
El viaje a Lisboa repr