Coby y Nita caminaron en silencio por el pasillo. Al llegar a la puerta de la habitación, se miraron y asintieron mutuamente. Estaba decidido: enfrentarían a la familia. Coby colocó la tarjeta en el lector y entró. La abuela Nora los miró detenidamente.
-Estaba por ir a llamarlos. El desayuno está listo… Nita, tu madre anoche se durmió al ver que no llegabas. La pobre estaba cansada y exhausta-.
-Lo lamento, me entretuve un poco en la piscina y me dormí tarde-. Respondió Nita.
-El clima anoche estuvo genial, abuela. Nos quedamos largo rato, quizás, en realidad, mucho rato-. Añadía Coby, mientras una voz saludaba.
-Buenos días, Coby… Al menos, cuando pienses tardarte, avisa-. Dijo Keili bostezando y acomodándose el cabello.
La puerta se abrió nuevamente y esta vez Helen dio los buenos días.
-Qué día maravilloso. Creo que sería bueno dar un paseo por las tiendas-.
-Estoy de acuerdo. Me gustaría comprar algo para Nita-. Comentó la señora Elcy, asintiendo con la cabeza.
-Vamos a desayunar