Agendas y Charlas
Después de asearse y bajar a cenar, Alexander levantó una ceja sorprendido. La mesa estaba puesta en un acogedor comedor de diario en una esquina de la gran cocina americana y no en la isla. En un sólo día Luisa había creado un ambiente informal para relajarse después del trabajo.
- Vaya, Luisa. Gracias, quedó excelente. – le dijo Helena sentándose con una sonrisa.
- ¿Fue idea tuya? – le preguntó Alexander tomando su lugar frente a ella - ¿No te gusta donde comíamos antes?
- Es práctico, pero le quitamos espacio a Luisa si está trabajando - explicó Helena disfrutando la pasta – Aquí podemos conversar y comer con comodidad.
- Me gusta… - murmuró Alexander con una voz extraña. Ni siquiera cuando su madre vivía tuvieron un espacio íntimo para interactuar