Mundo ficciónIniciar sesiónLos días siguientes en Luna Blanca se volvieron una extraña mezcla entre serenidad, ternura… y caos emocional provocado por una sola persona: Elena.
La manada jamás había visto algo parecido. Los lobos veteranos aseguraban haber presenciado embarazos intensos, pero ninguno se comparaba al torbellino emocional que representaba su futura luna.
Elena podía amanecer riendo, al mediodía llorar porque una flor le recordaba a su triste infancia, y al caer la tarde querer arrancarle la cabeza a Darian por no saber leerle la mente. Todo en cuestión de minutos.
Darian lo tomaba con una paciencia digna de un santo. Aunque, a veces, esa paciencia se tambaleaba.
—¿Qué te pasa ahora, mi amor? —preguntó una noche, cuando Elena lo observaba con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
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