C262: Pensamos que habías muerto.
Jordan estaba sola, pero al menos era libre. Ya no tenía que esconderse ni mentir sobre quién era. Sin embargo, aunque la vida en el campo era tranquila, su paz no podía sostenerse sin algo fundamental: dinero. No tenía cómo mantenerse. Lo poco que había llevado consigo apenas le alcanzaría para una semana, y no podía quedarse de brazos cruzados. Así que tomó una decisión: tenía que trabajar.
Sabía que no podía darse el lujo de esperar a que las oportunidades tocaran su puerta, así que fue ella quien comenzó a buscarlas. Se consiguió un caballo viejo, prestado por una anciana amable que vivía en los límites del pueblo, y cabalgó por los senderos polvorientos, deteniéndose en cada casa que veía a lo lejos.
Aquello no era como en la ciudad, donde los vecinos vivían pared con pared. En el campo, las viviendas estaban separadas por kilómetros de distancia, a veces más. Había que recorrer largas distancias entre cada propiedad, y no siempre encontraba a alguien dispuesto a escucharla.
Cuan