ANGÉLICA
Cuando veo que se llevan a Luciano, siento cómo una lágrima corre por mi mejilla, pero la limpio con brusquedad.
-Es válido llorar, Angélica.
-Por ese hombre no vale la pena derramar ni una sola lágrima.
-No pensé que te fueras a casar con De Lucca.
-Yo le entregué mi corazón por completo y mira cómo me pagó - Sin que yo me lo espere, él me abraza por la espalda, pegándome a su pecho.
-Tranquila, yo no permitiré que te lastimen - Me separo de golpe del ruso.
-Anton, no te enamores de mí, recuerda nuestro trato.
-Así será, ahora solo dejaré que descanses porque ha sido un día pesado y no creo que quieras tener sexo -Necesito borrar a Luciano de cualquier forma y qué mejor manera que con el ruso.
-En realidad, yo me encuentro bien - Me acerco a él y rodeo su cuello con mis brazos - Vamos a cumplir ese trato - Él me sonríe y me carga en brazos hasta su habitación.
Sus manos toman mi cintura y, sin más, me penetra, haciéndome soltar un gemido. Comienza a moverse de manera lenta, h