LUCIANO DE LUCCA
Este mes ha sido complicado. Cuando entregué a Angélica, tuve que matar a una mujer con su contextura para que su amiga Mila se creyera la mentira de que estaba muerta. Me dolió en el alma verla así. Mila estaba destrozada y Carlos no sabía qué hacer.
Durante este tiempo, tuve muchas ganas de ir al burdel para ver cómo estaba, pero la rabia y el dolor de la traición eran mucho más fuertes que cualquier cosa. Ella me traicionó justo cuando nos íbamos a casar, pero se metió con la persona equivocada y ahora está donde pertenece.
-Carlos, no tengo ganas de ir a esa reunión.
-Vamos, amigo, sé que fue duro lo de Angélica, pero debes retomar tus funciones.
-Está bien, vamos.
Cuando estamos en el auto, el teléfono de Carlos suena y veo que se queda algo helado.
-¿Qué pasó? - pregunto, algo curioso.
-Mataron a Fernando -¿¡Qué!? En ese momento me llega a la mente Angélica. Si él está muerto, ¿entonces qué pasará con ella?
-¿Quién lo mató? Ese hombre mantiene lleno de guardias.