capitulo 32
Estoy acostada mirando hacia la ventana mientras espero que el animal de Miguel Ángel se vaya y me deje sola de una vez por todas.

—Estuviste magnífica, eres toda una diosa —dice, dejando un beso en mi hombro desnudo. Juro que quiero vomitar, pero lo haré cuando el maldito ya no esté—. Ahora me tengo que ir, pero nos vemos luego.

Escucho cómo la puerta se cierra, y ahí es cuando me permito ir al baño a vomitar. Cuando termino, no paro de llorar porque me siento sucia. Traicioné a Luciano. Yo no quería, pero todo era por salvar a mi hijo. No podía permitir que le hicieran algo.

—Señora... —veo en la puerta a la chica del aseo—. El señor dijo que podía salir de la habitación para desayunar. Insistió en que debía cuidar muy bien su alimentación por su estado.

¿Quién entiende al imbécil?

—Sí, vamos.

Bajo con la chica y veo que todo está custodiado. Es imposible salir, pero puede que ella me pueda ayudar.

—¿Cómo te llamas?

—Me llamo Laura.

—Laura, ¿cómo puedo salir de aquí? —pregunto, y ell
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