—Nos desharemos de los estorbos — mencionó y sonrió mientras le besaba fugazmente los labios.
Regina tragó suavemente al deslizar sus dedos por su flequillo, sintió que estaba condenándose a su lado y eso, estúpidamente la hizo feliz, estaba arriesgándose y entregándose a sentir con él, ya le había puesto el punto final a Giancarlo.
—¿Me amas? — le preguntó apenas con voz al verlo a la profundidad de sus ojos azules.
Él reconoció su rostro —Más de lo que debería— confesó y Regina sonrió sintiéndose por primera vez plena, entonces tembló cuando una corriente fría se coló desde el balcón.
—Mira— mencionó curiosa Regina al ver un pequeño y único copo de nieve flotar sobre ellos.
La primera nevada del año había comenzado tardíamente y justo esa noche.
Él sonrió al verla fascinada.
—Vayamos a la habitación — su voz siguió sonando ronca y se levantó con ella en brazos.
—¿Crees que signifique algo bueno? — preguntó ella en sus brazos al ver la gran nevada caer en el exterior.
El rub