El rubio sonrió molesto — Así que fue tu amiga— entendió y llevó su mano hasta su intimidad, deslizando dos de sus dedos por su ya húmedo sexo, obligando a la joven otra vez a temblar.
Ella apretó sus ojos y contuvo el aliento, su cuerpo ardió… ¿qué estaba mal con ella?
—¿Qué parte de que eres mía no has entendido? – volvió a cuestionar roncamente, y esta vez, su instinto de posesión la reclamó, una de sus manos seguía ocupada en acariciar su intimidad, y la otra sus senos.
Regina negó en silencio, le estaba costando no dejarse arrastrar por él.
—Creo que debo recordártelo, Regina — mencionó el rubio y tras dejar sus senos, separó su cabello para poder besar su cuello, Regina ya no pudo contener sus gemidos.
La respiración de la joven escapaba por sus labios y sus pechos se movían a un ritmo constante y profundo, Giovanni estaba disfrutando eso, mientras pegaba más su cadera contra ella y marcaba la parte trasera de su cuello… la sintió más de él.
—Por favor… no ha-hagas eso…o no…me p