—Estoy pensando en mudarme contigo.
—¿Mudarte? —se sorprendió ella al escucharlo hablar sobre eso. Tan pronto. Tan rápido.
—Este ir y venir me está desgastando. No tiene caso que estemos separados si queremos estar juntos —explicó con simpleza.
—¿Pero y tu trabajo?
—Ya se lo comenté a Valeria. Y está de acuerdo.
Verónica se horrorizó un poco. ¿Qué más le había dicho a su hermana? ¿Acaso le había contado que ellos…?
—¿Y… qué más le dijiste? —trató de que la angustia no se reflejara en su cara, pero pareció imposible porque Rodrigo arqueó una ceja, captando al instante la raíz de su preocupación.
—¿No quieres que se entere sobre lo nuestro?
—No todavía —pidió.
—Entiendo.
—No necesitamos etiquetas, Rodrigo. Estamos bien así, ¿no lo crees?
Rodrigo asintió, aunque no parecía estar del todo de acuerdo. Verónica entendía que era un hombre que quizás requería de una relación más seria. Pero ella no se sentía lista aún.
Las semanas transcurrieron con normalidad y el tema no volvió a surgir. Un