Capítulo 107

Valeria acababa de terminar de peinar a Gabriela cuando sonó el timbre del departamento. Estaba sola con las niñas esa tarde; Enzo aún no regresaba del trabajo y no esperaba visitas de nadie. Por eso, al escuchar el sonido insistente en la puerta, frunció el ceño, y comenzó a sentirse asustada, pero pronto recordó que afuera estaban el dúo de gorilas que les había conseguido Enzo. Eso sirvió para calmarla.

—Ustedes quédense aquí —indicó a sus hijas, limpiándose las manos con una toalla.

Caminó hasta la puerta con cautela. Y miró por la mirilla… la persona que vio le hizo fruncir más el ceño.

—¿Olivia? —el nombre de la mujer escapó de sus labios como si fuera una aberración. Pronunciarlo era extraño.

¿De cuando acá venía a hacerle visitas?

Y peor aún, ¿cómo supo donde vivía?

De pie, vestida impecablemente con un abrigo beige, el cabello recogido en un moño y los labios pintados de rojo. La mujer mayor sostenía varias bolsas en una mano, y en la otra… un ramo de flores.

Valeria resp
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