PUNTO DE VISTA DE LINA: Sus manos sujetaban las mías con suavidad, pero yo podía sentir el control en su tacto. Dan no hacía nada sin un propósito. —Yo… Murmuró, con la voz cargada de una ternura falsa, de una dulzura ensayada. Apreté los labios y dejé que el silencio se extendiera un poco más, como si estuviera conteniendo la respiración, esperando con ansias el resto de su confesión. —Quiero que seas mi novia, Lina. Te quiero. Las palabras cayeron como fichas en el tablero. Todo iba conforme al plan. Abrí los ojos con sorpresa y, antes de que él pudiera analizar demasiado mi reacción, entreabrí los labios, como si no supiera qué responder. Titubeé un segundo, lo justo para que pensara que estaba procesando la magnitud de sus palabras. —¿De verdad…? Mi voz sonó débil, casi frágil. Dan asintió, con la paciencia de un depredador que sabe que su presa no escapará. —Por supuesto Dijo, con esa seguridad que siempre llevaba como un traje a medida. —Siempre te
PUNTO DE VISTA DE LINA: El aroma del café recién hecho llenaba el aire, envolviendo el silencio entre nosotras. La señora Montenegro sostenía su taza con elegancia, moviendo la cuchara con lentitud antes de llevarla a sus labios. Sus ojos, serenos pero analíticos, no se apartaban de mí. Frente a mí, los documentos seguían sobre la mesa. Eran solo papeles, tinta y datos escritos en ellos, pero los sentía como un peso imposible de ignorar. —Lina.. Dijo con suavidad, dejando la taza con un leve tintineo sobre el platillo. —Quiero preguntarte algo… ¿Estás interesada en saber sobre tu pasado? Mi estómago se encogió. ¿Por qué preguntaba eso? Mi pasado… era algo que nunca había cuestionado demasiado. Siempre supe que mi vida había sido difícil, que nunca tuve un hogar real, que siempre fui una extraña en todas partes. Pero nunca imaginé que pudiera haber algo más. Tragué saliva y respiré hondo, intentando calmar el temblor en mis manos. —No entiendo… Murmuré, con la voz
PUNTO DE VISTA DE SRA MONTENEGRO:El aroma del café recién hecho llenaba el aire, pero esta vez no era el mismo placer de siempre. La taza temblaba apenas entre mis manos, y aunque mi rostro permanecía sereno, mi interior estaba lleno de emociones que apenas podía contener.Frente a mí, Lina sostenía los documentos con manos temblorosas. Sus ojos recorrían cada línea con urgencia, con un temor que yo misma había sentido tantas veces antes. Sabía lo que estaba a punto de descubrir. Sabía que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.Respiré hondo, intentando calmar el nudo en mi garganta. La había buscado toda mi vida, y ahora que la tenía frente a mí, el miedo me invadía. ¿Me rechazaría? ¿Podría perdonarme por todo lo que pasó?—Lina… —dije con suavidad, dejando mi taza en el platillo con un leve tintineo.Ella apenas levantó la mirada, pero vi el conflicto en sus ojos. Sabía que tenía que ser cuidadosa.—Quiero preguntarte algo… ¿Estás interesada en saber sobre tu pasado?Su re
PUNTO DE VISTA DE SRA MONTENEGRO: El aroma del café recién hecho seguía llenando el aire, pero esta vez el silencio entre nosotras era distinto. Lina tenía la mirada fija en los documentos sobre la mesa, su respiración aún agitada por la revelación. Sus manos temblaban ligeramente cuando las llevó a su regazo, como si intentara procesar todo lo que acababa de descubrir. —Mamá… —su voz sonó frágil, pero luego se fortaleció con determinación—. Necesito contarte algo. Mis ojos se enfocaron en ella, notando la seriedad con la que pronunciaba esas palabras pero me hacían sentir feliz —Que repentino el que me llames así, pero he de decir que me encanta.... Así que..... Dime, hija. Respondí con suavidad, pero con el corazón palpitante. Lina respiró hondo y entrelazó los dedos sobre la mesa. —Desde hace un tiempo, Derian y yo estamos trabajando juntos en algo… —hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—. En un plan para desenmascarar a Dan. El aire pareció detenerse a mi alre
PUNTO DE VISTA DE DAN: Al pedirle noviazgo a Lina, una llamada repentina llego a mi teléfono móvil, era un número de teléfono desconocido, lo que me hizo dudar en contestar, pero a la vez pensé que pudiera ser algo importante. Así que con una sonrisa pedí a Lina permiso de contestar la llamada, pero me aleje lentamente de ella, todo esto para evitar que pudiera escuchar la llamada. Al contestar pude notar una voz masculina contestando. -Hola Dan... Comenzó a reírse esa voz. Me giré y caminé de regreso hacia donde había dejado a Lina, pero al llegar… ella ya no estaba. Mi ceño se frunció de inmediato. Busqué con la mirada, pero no había rastro de ella en los alrededores. —Señor Dan… —la voz de uno de mis secuaces, Samuel, me sacó de mis pensamientos. —¿Dónde está Lina? —pregunté con dureza. Samuel bajó un poco la mirada antes de responder. —Se fue con la señora Montenegro. Ella la invitó a comer y Lina aceptó. Apreté la mandíbula. La señora Montenegro. Esto no estaba en
Las copas seguían en la mesa, pero ya no importaban. Ni el mantel perfecto ni los cubiertos de plata. La señora Montenegro se acomodó su abrigo de cachemira con elegancia, mientras los ojos de Lina seguían fijos en la carpeta que yacía cerrada frente a ella, como si fuera una bomba de tiempo. —Gracias por confiar en mí. Dijo la mujer con suavidad, tomando la carpeta y guardándola en su bolso. —Sé que esto es mucho para asimilar. Pero confía en lo que sientes. La sangre no siempre necesita pruebas para reconocerse. Yo asintí, aún con el pecho apretado. Las palabras "soy una Montenegro" no dejaban de retumbarle en la mente. —¿Y ahora? Pregunté a ella, casi en un susurro. —Ahora confía en mí Dijo la señora Montenegro, mirando hacia la entrada del restaurante con atención. — Dan ya debe estar buscándote… pero no puede verte aquí conmigo... La miré desconcertada, pero había algo de razón en sus palabras. —Voy a ayudarte a llegar con Derian. Dijo la mujer, en voz baj
PUNTO DE VISTA DE LINA: Los pasos de Dan resonaban con una cadencia que helaba la sangre. No era solo el sonido de unos zapatos contra el suelo de hospital. Era una amenaza. Un reloj de arena al revés. Me giré hacia la puerta. Derian tomó mi mano sin decir palabra, sus ojos me decían que no me moviera, que confiara. Yo asentí, apretando su mano con fuerza. La sombra de Dan se proyectó por debajo de la puerta. Estaba justo ahí. —¿Derian? —su voz retumbó, grave y serena. Esa serenidad que siempre escondía el filo de un cuchillo. —Sí —respondió Derian con tono casual, soltando mi mano justo antes de que la puerta se abriera. Dan apareció con una sonrisa tan impecable como falsa. Su mirada pasó por la habitación, se detuvo un microsegundo en mí, y luego volvió a Derian. A mí me ignoró deliberadamente, como si fuera una silla más en la sala. —
PUNTO DE VISTA DE DAN La puerta se abrió. Me aparté de inmediato, escondido a un par de metros, fingiendo revisar algo en el celular. Lina salió sin percatarse de mi presencia. Su rostro estaba alterado, pero no como alguien triste o molesta. No... había algo más. Una satisfacción nerviosa que me encendió todas las alarmas. Apresuró el paso hacia el ascensor sin mirar atrás. Sus dedos temblaban levemente al presionar el botón. Fingía serenidad, pero la conozco demasiado bien. Algo pasó ahí adentro. Algo que no me contó. Esperé a que desapareciera por completo antes de entrar. La puerta de la habitación seguía entreabierta. Respiré hondo, me puse la máscara de hermano preocupado, y empujé para entrar. Derian estaba sentado, recostado contra las almohadas. El televisor estaba encendido, pero la pantalla no mostraba nada interesante. Cuando me vio, sonrió con fingida cortesía. —¿Otra vez tú? —dijo, con voz liger