CAPÍTULO 37: NOVEDADES INESPERADAS...
Las copas seguían en la mesa, pero ya no importaban. Ni el mantel perfecto ni los cubiertos de plata. La señora Montenegro se acomodó su abrigo de cachemira con elegancia, mientras los ojos de Lina seguían fijos en la carpeta que yacía cerrada frente a ella, como si fuera una bomba de tiempo.
—Gracias por confiar en mí.
Dijo la mujer con suavidad, tomando la carpeta y guardándola en su bolso.
—Sé que esto es mucho para asimilar. Pero confía en lo que sientes. La sangre no siempre necesita pruebas para reconocerse.
Yo asintí, aún con el pecho apretado. Las palabras "soy una Montenegro" no dejaban de retumbarle en la mente.
—¿Y ahora?
Pregunté a ella, casi en un susurro.
—Ahora confía en mí
Dijo la señora Montenegro, mirando hacia la entrada del restaurante con atención.
— Dan ya debe estar buscándote… pero no puede verte aquí conmigo...
La miré desconcertada, pero había algo de razón en sus palabras.
—Voy a ayudarte a llegar con Derian.
Dijo la mujer, en voz baj