PUNTO DE VISTA DE SRA MONTENEGRO:
El aroma del café recién hecho llenaba el aire, pero esta vez no era el mismo placer de siempre. La taza temblaba apenas entre mis manos, y aunque mi rostro permanecía sereno, mi interior estaba lleno de emociones que apenas podía contener.
Frente a mí, Lina sostenía los documentos con manos temblorosas. Sus ojos recorrían cada línea con urgencia, con un temor que yo misma había sentido tantas veces antes. Sabía lo que estaba a punto de descubrir. Sabía que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.
Respiré hondo, intentando calmar el nudo en mi garganta. La había buscado toda mi vida, y ahora que la tenía frente a mí, el miedo me invadía. ¿Me rechazaría? ¿Podría perdonarme por todo lo que pasó?
—Lina… —dije con suavidad, dejando mi taza en el platillo con un leve tintineo.
Ella apenas levantó la mirada, pero vi el conflicto en sus ojos. Sabía que tenía que ser cuidadosa.
—Quiero preguntarte algo… ¿Estás interesada en saber sobre tu pasado?
Su re