Todos se sorprenden ante lo que he dicho, ya que, seguramente no creen que hayan regresado todos mis recuerdos al verme tan tranquila. Pero, ¿cómo podría atreverme a llorar si yo soy la causante de muchos de esos fracasos y dolores?
Por mi culpa, mi padre murió, fue por mis malas decisiones que mi hija fue mal cuidada por personas a las que le di demasiada confianza y también fue mi culpa meterme en todo tipo de problemas por estar jugando con los gemelos o mi propia vida.
Así que, yo soy la culpable de todas mis desgracias y como responsable de eso debo enfrentar la situación con la cabeza en alto, sin permitirme llorar porque no me lo he ganado.
— Salgan todos de aquí, no quiero verlos.
— Hermana…
— También va para ti, Óscar. Encárgate de tu madre, haz todos los preparativos para el funeral de nuestro padre y avísame cuando tenga que asistir. Por ahora voy a dedicarle tiempo a mi hija, mientras lidio con todas estas frustraciones que ustedes me han hecho experimentar.
Óscar se limit