Lilia.
Deus tuvo que leer varios artículos de la ley para que mis padres no tuvieran sospechas ni los demás invitados inocentes. Había olvidado que mi tío Zack también estaba en el público.
Miré al cielo, recordando a mi abuelo Rafael y las enseñanzas que me dio también. Él me consintió incluso más que mi padre, así que estaría eternamente agradecida. Ojalá me estuviera viendo.
Mis ojos se aguaron al devolver mi vista hacia Chris. Lo amaba, me había enamorado perdidamente de él.
—¿Van a decir sus votos o prefieren que continúe? —cuestionó Deus—. Los anillos, por favor.
Mi madre acudió a nosotros con torpeza. Se quedó a un lado en silencio, esperando.
—Diremos nuestros votos. Tengo mucho para decir —Chris me guiñó el ojo, pícaro.
Mis mejillas ardieron.
¿Qué podía decir yo? No habíamos planeado nada de eso. ¿Me dejaba llevar por lo que dijera mi corazón? Uy, que vergonzoso.
—De acuerdo.
Él agarró un anillo y lo deslizó con lentitud sobre mi dedo. Me quedé pasmada porque ese m