Julieta
Ese tal Ricardo no debía traer nada bueno, pero me había hecho pensar. La realidad es que mi padre había logrado huir de Sombra de la Noche hace mucho tiempo. Vivió perseguido, algunas veces con la gente de Molino Blanco, otras intentando hacer su vida, pero nunca estuvo bien de nuevo. Él decía que prefería llamar la atención con tal de que no se fijaran en mí y yo pudiera hacer mi vida, prepararme, alejarme de los lobos. Insistía en que viniera a la ciudad. Nos veíamos muchas veces, pero nunca volvimos a ser una familia.
Y desde hacía ya varios días, incluso antes de que Damián apareciera con su propuesta, yo había perdido contacto con él. Y sí, mi mayor miedo era que fuera atrapado por Sombras de la Noche. Éramos fugitivos. Todos lo éramos de alguna manera. No tenía forma de averiguarlo, y si Damián no me quería dar la respuesta, yo tenía que buscarlas de otra manera. Revisaba la invitación en mis manos. Parecía todo misterioso, pero era simplemente una reunión, ¿no es cier